18 de noviembre de 2024
SINAI
El mundo observa cómo Brasil desvela su ambicioso plan climático en la 29ª Conferencia de las Partes (COP29) en Bakú (Azerbaiyán). Con la vista puesta en una reducción significativa de las emisiones de aquí a 2035, Brasil está tomando medidas audaces para alinearse con los objetivos climáticos mundiales y sentar un precedente para los demás. No se trata sólo de cumplir los objetivos, sino de convertir a Brasil en un líder de la diplomacia climática y el desarrollo sostenible.
La última NDC presentada por Brasil marca un momento crucial en su estrategia climática. El plan prevé una reducción del 59% al 67% de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2035 en comparación con los niveles de 2005. Este ambicioso objetivo coincide con la meta del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales. Al establecer objetivos de reducción de emisiones dentro de un rango, Brasil puede potencialmente intercambiar reducciones excedentes con otros países, creando oportunidades económicas al tiempo que contribuye a los objetivos climáticos globales.
El gobierno brasileño cree que su NDC es realista y alcanzable. El plan prevé que la consecución de estos objetivos se traducirá en unas emisiones netas que oscilarán entre 850 millones y 1.050 millones de toneladas de CO2e en 2035. Esta horquilla refleja las incertidumbres de los escenarios futuros, pero también presenta una oportunidad para que Brasil participe en el mercado internacional del carbono si supera su umbral inferior.
La Ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, subrayó que esta NDC tiene como objetivo la transición de Brasil hacia una economía más sostenible. "Nuestro objetivo no es simplemente alcanzar estas metas, sino utilizarlas como catalizador de beneficios económicos y sociales más amplios", señaló.
La CND de Brasil va mucho más allá de los objetivos medioambientales: es un plan para la revitalización económica. Brasil prevé nuevas oportunidades en energías renovables, agricultura sostenible y tecnologías respetuosas con el medio ambiente orientando el país hacia una economía con bajas emisiones de carbono. El plan fomenta las inversiones en mercados de carbono y tecnologías verdes, sentando las bases para una mayor colaboración y financiación internacionales.
La NDC de Brasil abarca un enfoque global con estrategias adaptadas a sectores específicos. Entre ellas se incluyen medidas para reducir las emisiones en la agricultura, la energía y el transporte, al tiempo que se promueve la restauración de la vegetación autóctona.
Dado que la deforestación es una de las principales fuentes de emisiones de carbono de Brasil, es primordial atajar este problema. La NDC da prioridad a la deforestación ilegal cero y promueve la recuperación de pastos degradados para mejorar la productividad sin ampliar las tierras agrícolas.
Esfuerzos como la iniciativa Planaveg se centran en la recuperación a gran escala de la vegetación autóctona, poniendo de relieve el compromiso de Brasil con la conservación de su rica biodiversidad. La introducción de créditos de carbono y pagos por servicios ecosistémicos son incentivos económicos adicionales para apoyar estos esfuerzos.
El abandono de los combustibles fósiles por parte de Brasil es un aspecto importante de su estrategia climática. La NDC posiciona al país como líder en energías limpias, aprovechando sus vastos recursos en energía hidroeléctrica, eólica y solar.
La apuesta por las energías renovables mitiga las emisiones, refuerza la seguridad energética de Brasil y reduce su dependencia de los combustibles fósiles importados. Brasil pretende acelerar la adopción de biocombustibles y otras fuentes de energía sostenibles a través de iniciativas como el programa Combustible del Futuro.
La reducción de las emisiones del transporte es otro componente fundamental de la NDC de Brasil. El plan incluye estrategias para mejorar la infraestructura del transporte público, aumentar la eficiencia del combustible y promover los vehículos eléctricos. Las iniciativas de planificación urbana también son clave para alcanzar estos objetivos, con inversiones en tecnologías de ciudades inteligentes diseñadas para mejorar la eficiencia energética y reducir la huella de carbono de las zonas urbanas.
En la COP29, Brasil mostró su firme compromiso de hacer frente al cambio climático, enviando un claro mensaje al mundo. Brasil espera inspirar a otros países, especialmente a aquellos con retos similares, liderando la acción climática para establecer objetivos ambiciosos. El liderazgo de Brasil es crucial mientras el mundo trabaja unido para cumplir los objetivos climáticos del Acuerdo de París.
El nuevo plan climático de Brasil, o NDC, es un gran paso adelante, pero ponerlo en práctica no será fácil. El país necesita alinear los esfuerzos entre los gobiernos federal y locales, encontrar financiación para proyectos verdes y unir a personas y organizaciones para trabajar por objetivos comunes. Aunque estos retos son importantes, también ofrecen oportunidades para que Brasil cree nuevos puestos de trabajo, fomente la innovación y refuerce su papel en la economía mundial.
Al proponerse reducir las emisiones y construir un futuro sostenible, Brasil está demostrando que una acción climática ambiciosa puede tener éxito. Sus esfuerzos proporcionan lecciones útiles para otros países, destacando la importancia de equilibrar las necesidades medioambientales, económicas y sociales.
Mientras el mundo observa, la experiencia de Brasil podría guiar a otros en la consecución de sus objetivos climáticos. El viaje será difícil, pero con determinación y trabajo en equipo, Brasil tiene el potencial de liderar el camino hacia un futuro más verde y más justo.
Imagen: La delegación brasileña en la COP29, encabezada por el Vicepresidente Geraldo Alckmin y la Ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático Marina Silva, presentó la nueva NDC del país (Imagen: UN Climate Change, CC BY-NC-SA).